¿Cómo evitar las ampollas y rozaduras en los pies? 14 October 2015
Los pies son una zona muy delicada a la que muchas veces no prestamos la suficiente atención. El calor, el sudor o un calzado inadecuado pueden producir pequeñas heridas, ampollas y rozaduras. Si no se tratan de forma correcta pueden llegar a ser dolorosas y muy molestas.
Para prevenir estos problemas podológicos tan habituales, en Plantillas Coimbra queremos daros una serie de consejos útiles para evitar estos problemas.
Cuidar y proteger los pies es fundamental para sentirnos cómodos al caminar y para evitar molestias en otras partes del cuerpo como rodillas o espalda. Debemos tener en cuenta que los pies sustentan nuestro cuerpo. La forma de pisar y la buena distribución de las cargas influyen en nuestro bienestar.
Una de las causas más frecuentes de las ampollas y rozaduras en los pies es el cambio del calzado de invierno al calzado de verano. Cuando llega el calor pasamos de tener los pies totalmente protegidos con medias y calcetines a llevarlos prácticamente desnudos. El contacto directo de la piel del pie con el zapato puede producir lesiones.
PREVENCIONES CONTRA LAS AMPOLLAS
Para prevenirlas, uno de los mejores consejos es hacer un cambio paulatino de calzado. Antes de pasar de unas botas a unas sandalias, es preferible utilizar un calzado intermedio que nos permita llevar unas medias o calcetines tobilleros.
Otra recomendación es utilizar apósitos, tipo tiritas, antes de calzarse para proteger las zonas más propensas a las rozaduras, como el talón o el dedo pequeño del pie. Si el calzado no ajusta bien, la fricción puede causar heridas. Emplear unas plantillas para pies es una buena medida de prevención.
Mantener los pies libres de callos y durezas e hidratarlos convenientemente ayudará a evitar las molestias al caminar. También resulta muy útil aplicar un poco de crema hidratante unos minutos antes de ponerse los zapatos para evitar la sequedad. Una piel seca es menos flexible y más quebradiza.
Una higiene adecuada ayuda a controlar el exceso de sudoración y la aparición de hongos. Si los pies están húmedos serán más propensos a las rozaduras. Después de lavarlos hay que secarlos cuidadosamente y, si es necesario, emplear un producto para absorber el sudor como son los talcos.
Como medida preventiva también podemos utilizar geles y cremas antifricción o efecto segunda piel durante el día.
Si aparece una herida o una rozadura, lo que debemos hacer es desinfectarla bien y cubrirla con un apósito para que la zona no siga sufriendo roces.
Las ampollas se tratan de la misma forma que las rozaduras, siempre que no estén infectadas. Es importante evitar explotar la ampolla para prevenir infecciones. Lo más correcto es protegerla con un apósito hidrocoloide que ayuda a la regeneración del tejido.
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